En el mundo del Arte Dramático existen varios ingredientes con los que cada actor juega y experimenta en su cocina privada, para alimentar más tarde al público hambriento en ese gran plato que llamamos teatro...

Monólogo personaje femenino VI

William Shakespeare. "El sueño de una noche de verano" (Comedia)
ELENA.- ¡Mirad: ella también es de la conspiración! Ahora veo que se han entendido los tres para organizar contra mí ese pasatiempo cruel. Ultrajante Hermia, amiga ingrata, ¿has tramado tú, has preparado esta escena de irrisión infame para atormentarme? ¿Has olvidado acaso nuestra intimidad, nuestro cariño fraternal, las horas tan dulces que pasamos las dos juntas cuando acusábamos el tiempo de ágiles pies porque adelantaba demasiado el momento en que debíamos separarnos? ¡Oh! Todo eso está olvidado, todo: la amistad de la infancia, la inocencia de la juventud. ¡Cuántas veces, Hermia, rivalizando con los activos genios tejimos ambas con nuestras agujas una misma flor, trabajando ante el mismo modelo, sentadas en un mismo almohadón, cantando la misma canción en el mismo tono, cómo si nuestras manos, nuestros corazones, nuestras voces y nuestras almas hubiesen estado incorporadas! AsÍ crecimos juntas, semejantes a dos cerezas mellizas, que se diría que están separadas, pero que un lazo común las une; dos simpáticas frutas modeladas sobre el mismo tallo. Así es como, con dos cuerpos visibles, no teníamos más que un solo corazón, lo mismo que en un blasón se ven dos cuarteles iguales, perteneciendo al mismo escudo y coronados con una sola cimera. ¿Y rompes el lazo de nuestro antiguo cariño y te unes a esos hombres para insultar a tú pobre amiga? Eso no es proceder como una amiga ni como una joven. No se dirige a mí sola esta injuria, sino a todo nuestro sexo, por más que la sufra yo sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario