Tirso de Molina. "La venganza de Tamar"(Drama)
ABSALÓN.-
¿Que una razón no le dijo
en señal de sus enojos?
¿Ni un severo mirar de ojos?
Hija es Tamar, si él es hijo.
Mas no importa, que ya elijo
la justa satisfacción
que a mi padre la pasión
de amor ciega, pues no ve.
Con su muerte cumpliré
su justicia y mi ambición.
No es bien que reine en el mundo
quien no reina en su apetito.
En mi dicha y su delito
todo mi derecho fundo.
Hijo soy del rey segundo;
ya por sus culpas primero.
Hablar a mi padre quiero
y del sueño despertarle
con quien ha podido hechizarle
amor siempre lisonjero.
Aquí está, ¿pero qué es esto?
(Tira una cortina, y descubre un bufete, y sobre él una fuente, y en ella una corona de rey)
¿La corona en una fuente
con que ciñe la real frente
mi padre grave y compuesto?
La mesa el plato me ha puesto
que ha tanto que he deseado.
Debo de ser convidado;
si el reinar es tan sabroso
como afirma el ambicioso,
no es de perder tal bocado.
Amón no os ha de gozar
cerco en quien mi dicha encierro,
que sois vos de oro, y fue yerro
el que deshonró a Tamar.
Mi cabeza quiero honrar
con vuestro círculo bello.
Mas rehusaréis el hacello,
pues aunque en ella os encumbre,
temblaréis de que os deslumbre
el oro de mi cabello.
(Corónase)
Bien me estáis; vendréisme así
nacida, y no digo mal,
pues nací de sangre real,
y vos nacéis para mí.
¿Os sabré yo merecer? Sí.
¿Y conservaros? También.
¿Quién hay en Jerusalén
que lo estorbe? ¿Amón? Matarlo.
¿Mi padre que ha de vengarlo?
Matar a mi padre.
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